Y con el nombre para mi blog no podía ser menos.
Últimamente se me había pegado la frase "Bring your daughter to the slaughter", no por la canción si no por un juego que tiene el mismo nombre.
Pero claro, el título no me decía nada de nada. Semanas después, mantuve un debate con una amiga sobre la existencia del alma gemela, la media naranja o, según cierta gran serie, la media langosta. Primero cuento mi opinión en este debate y luego hablo del nombre del blog.
Creer eso que dicen de que cada persona tiene una media langosta en alguna parte es la clave de muchos problemas. Porque claro, reflexionemos. Si es cierto eso de que sólo tenemos una media langosta, maldita sea, ¡debe ser perfecta!. Eso nos vuelve extremadamente exigentes con el mercado langostero actual.
Y eso nos lleva a un segundo problema relacionado con una
adolescencia marcada por Meg Ryan y otras películas románticas.
Sí … hablo de esas películas gracias a las cuales, si me voy
de viaje a Irlanda, vuelvo decepcionada si no acabo perdida y sin coche en un
pueblecito lleno de encanto en cuyo bar vive, oh caprichoso destino, un irlandés
extremadamente atractivo, culto, inteligente y gracioso, (sí, de esos que se
esconden en bares perdidos de la mano de dios en puebluchos … sí, de esos … )
que se ofrece a llevarme a Dublin, con el que mantengo una relación complicada
tirándonos de los pelos durante varios días pero con una tensión sexual que se
corta con unos alicates, hasta descubrir que somos nuestras medias langostas y
darnos un beso en lo alto de un acantilado mientras atardece. Y luego felices
para siempre, claro. Sin problemas de convivencia, ni planteamientos de la vida
distintos, sin familia de él, sin problemas en el sexo … Todo 100% happy.
A ver, que la película “Tenías que ser tú” no tiene la culpa
y os la recomiendo. El caso es que me niego a que sólo exista una media langosta
para cada uno. Imaginemos que esa langosta se ha equivocado de mar, o de langosta
¡¡o peor!!, que ha terminado en la piscina de alguna marisquería … ¿Entonces qué?.
El caso es que "Bring your langosta to the slaughter" me hizo gracia y es coherente con mi idea de rebelarse contra "el teorema de la langosta única". Pero no se me ocurren dos palabras que peguen menos. A ver si en inglés ... Langosta, lobster ... Bring your lobster to the slaughter. ¡¡Si rima y todo!! ¡Adjudicado! xDDD.
Una vez explicada la locura de nombre, ya podré seguir con entradas más civilizadas y con sentido común.
No estoy loca.
De verdad.
¡A cenar!.
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